domingo, 5 de enero de 2014

CAPITULO VIII: "Marrana Banana"

Ya era tarde para volver atrás. No entendía el afán de las personas por meterse conmigo por un fallo que cometí, que nadie quería creer que me habían presionado. Yo me había creado ask, una red en la que te hacían preguntas y tu respondías, pero también se puede preguntar en anónimo, lo que hizo que muchísima gente me insultara a cerca de lo de Collarín. No sabía como responder.



Día tras día en el colegio, me hacían burla, me miraban mal, no lo soportaba. Un día en el colegio un chico de 3º empezó a inventarse una canción. En ella decía: "Marranaa De Juana, cómele la banana". A la gente del patio del comedor le dió por seguirle y a cualquier parte que iba me seguían. Parecía tomármelo a broma, para no parecer inmadura. El monitor que cuidaba el patio impuso orden, pero incluso estando al otro lado del patio se oía la canción. Rocío y María me decían que no pasaba nada, que son gilipollas. Pero, yo al llegar a casa me sentía esúpida, ¿cómo había podido ser tan inútil como para no poder tomar mi propia decisión y decir no? Sentía que todo el mundo me odiaba, realmente llegué a creerlo, y no podía con mi alma, me pesaba el corazón. Debía terminar con esto, y no me imaginaba otra forma más que quitándome la vida. ¿Quién me quería viva? Nadie. Puse la música lo más alta que pude. Mis padres no me dirían nada, era normal que pusiera la música alta, y normalmente era para que no me escucharan llorar. Lloraba, muy alto, pero gracias a la música no se oía nada. Sonaba Impossible de James Arthur. Canción que me hacía llorar, y pensaba que, lo que hacían en el patio, era recordarme el error que cometí, al igual que dice en la canción. Llevaba una pulsera de pinchos que se abrochaba con hebilla. Solo se me ocurrió desabrocharla y arañarme con ella. Solo conseguí levantarme la piel, no me salió sangre. Pero consiguió que me sintiera mejor. No sé por qué, pero me sentía mejor. De repente, volvió a mi mente la canción, y volví a llorar, no quería levantarme más la piel y empecé a golpear la pared, tenía ganas de gritar y decír que no fue mi culpa estar bajo presión y tener que hacerlo para que me dejaran en paz, que yo no quería, que yo quiero a Manuel y no a Collarín; pero, ¿de qué serviría? Nadie me escucharía.

3 comentarios:

  1. Me alegro de que hayas seguido justo hoy. Eres un cielo. Espero que no vuelvas a estar así de mal y hayas aprendido que, aunque a menudo haya bajones y malos momentos, terminan pasando. y no debemos dejar que nos hundan porque pasado un tiempo, viéndolo en perspectiva, te das cuenta de que no fue para tanto y te sirvió para aprender y hacerte mejor. Un placer conocerte.

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  2. Pues la verdad es que en ese momento era un infierno, pero ahora no es para tanto. Muchas gracias igualmente ^^

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  3. Me he vuelto a leer la entrada y pienso que serás capaz de muchas cosas. Solo es ponerle ganas, y luchar por ti misma. Tu mundo, tus reglas :)

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