Llegó el día en que en el patio de después del comedor me dijeron que cuando volviera Manuel de su casa nos besaramos. Tenía ganas indefinidas de besarle; a si que cedí y acepté. La gente estaba como loca. Llegó al patio de atrás, con su sonrisa enamoradiza.
-¿Estás preparada?- se notaba que estaba impaciente, pero avergonzado.
-Si.. Creo que si...
La gente gritaba animandonos y mirando, era un tanto intimidante. Nos juntamos y cerramos los ojos, para mi el mundo enmudeció. No oía nada. Al fin sentí sus labios, aquellos que deseaba besar con toda mi vida; con los que había soñado varias noches. Abrimos nuestros ojos y sonreimos, los dos rojísimos.
*
Pasaban los días y solo pensaba en todos los abrazos, en los besos y en las sonrisas. Era tan feliz... Manuel era un tanto... "salido" y eso me hacía reír y bromeábamos mucho sobre ello. Un día me pidió que le diera preservativos, para hacer la coña, y no me preguntes porqué lo hice. ¿Que de dónde lo saqué? Del cajón de mi hermano, que no soy tonta. Se enteraron un montón de chicas de todo 1º. Y fuimos todas a dárselos, a mi me daba mucha vergüenza, se los dí y se empezó a reír. Se los guardó en el bolsillo. Todos empezaron a preguntarme si lo íbamos a hacer. Ahora que lo pienso yo tampoco lo entiendo, pero en su momento lo entendía. De repente los chicos empezaron a formar bulla al rededor de un punto, las chicas nos hacercamos y ¡ZAS! Los preservativos se le habían caído a Manuel del bolsillo y los chicos lo sacaron y los esparcieron por todo el patio. Toda la ESO se enteró de que había sido yo quien había traido los preservativos y ahí empezaría mi pesadilla.
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